Publicado por congregacion
Resumen del tema:
Pedro, tras haber negado a Jesús, experimenta un vacío existencial absoluto: sin el Maestro, su vida pierde consistencia, se enfrenta a su propia nada y vive como ausente de la realidad. En medio de su desesperación, retorna por inercia a la casa donde habían celebrado la última cena, donde encuentra a María, Juan y algunas mujeres. El contacto con María le devuelve momentáneamente la conciencia de existir, aunque esa presencia solo intensifica el peso de su culpa y la sensación de ausencia de Jesús. Dos días después, al oír a las mujeres partir hacia el sepulcro, Pedro siente el impulso de buscar el cuerpo del Señor, hasta que, tras el anuncio de María Magdalena de que el sepulcro está vacío, corre junto a Juan. Allí, al encontrar solo las vendas y la tumba vacía, descubre, sin comprender del todo, el inicio de una esperanza nueva.
Durante los días siguientes, la presencia del Resucitado transforma la vida de los discípulos: el tiempo pierde medida, todo se convierte en espera y posibilidad de encuentro con Jesús, que se manifiesta de manera inesperada y les educa en la atención y el deseo. María, centro silencioso de la comunidad, vive una alegría profunda que no borra su dolor, manteniendo viva la llama del amor y la fe. Pedro, aunque reconocido como guía, lleva consigo la herida de su negación. Su alegría ante el Resucitado convive con un dolor continuo, una penitencia interior que le recuerda su fragilidad. Siente que no merece el primado que Jesús le confió, pero acepta vivir a la sombra del misterio, amando con humildad al Señor cuya mirada lo ha devuelto a la vida.
