Publicado por congregacion
Resumen del Tema:
El tema, basado en los números 48-69 de la Encíclica DILEXIT NOS se centra en que la devoción al Corazón de Cristo no es el culto a un órgano aislado, sino la adoración a Jesucristo entero, donde su corazón de carne es el signo privilegiado de su amor a la vez divino y humano. La adoración se dirige únicamente a Cristo vivo, en su divinidad y humanidad. El Corazón se adora en cuanto está inseparablemente unido a la persona del Verbo. La imagen del Corazón no es objeto de adoración, sino un símbolo real y universal de la intimidad y el afecto. Esta imagen convoca, orientándonos a elevar nuestro propio corazón al de Cristo vivo.
La Iglesia eligió esta imagen porque el corazón se percibe como el centro íntimo unificador que expresa la totalidad de la persona. El Hijo de Dios quiso amarnos con un corazón humano, y sus sentimientos humanos se vuelven sacramento de un amor infinito. Los Padres de la Iglesia confirmaron la realidad concreta de su afecto humano. En la imagen del Corazón se contiene un triple amor: el amor divino infinito, la ardiente caridad de su alma humana, y su amor sensible. Estos tres amores actúan juntos, y en su amor humano encontramos el amor divino: “lo infinito en lo finito”. La adoración a Cristo es única e inseparablemente comprende sus naturalezas divina y humana.